Desde el mismo momento que nuestro recién nacido es depositado en nuestros brazos, la alimentación pasa a ser uno de los temas más importantes a tener en cuenta por los padres. La lactancia en los primeros meses es el mejor alimento pero nuestros chiquitines crecen muy rápido y pronto es necesario comenzar con la introducción de alimentos sólidos. A partir de los seis meses de edad es cuando nuestro bebé alcanza la madurez gastrointestinal y renal para comenzar esta nueva etapa de su vida, siguiendo las indicaciones y recomendaciones de nuestro pediatra.

Una nueva etapa

A partir de ese momento comenzamos una nueva etapa en su desarrollo, una nueva aventura en su crecimiento. Cuando consideremos que nuestro bebé está listo para comenzar a experimentar será cuando empecemos a introducir sólidos, buscando el momento en que nuestro chiquitín esté tranquilo y receptivo. Recordemos que la transición no se lleva a cabo de un día para otro y que la lactancia –ya sea a pecho o biberón– seguirá siendo su principal alimento.

Para iniciar este período podemos comenzar añadiendo a su dieta purés de texturas finas que facilitan la digestión, o bien dejarle probar los nuevos alimentos sólidos para que se vaya acostumbrando a los nuevos sabores. A medida que el bebé crece será más sencillo ofrecerle alimentos que pueda coger con las manos a fin de que vaya aprendiendo a comer sin necesidad de triturar y se vaya acostumbrando poco a poco a la masticación. Es importante que el bebé esté siempre colocado en una postura erguida para que pueda tragar bien y evitar posibles atragantamientos.

Período de tránsito

No debemos olvidar que durante este período de tránsito que es la alimentación mixta, lo normal es mantener un aporte mínimo de medio litro de leche diaria, hasta alcanzar los 12 meses de edad. La introducción de alimentos en su dieta ha de llevarse a cabo de modo paulatino y en pequeñas cantidades. Esto no es así sólo para facilitar que se acostumbre a los nuevos sabores y texturas, sino para observar cómo nuestro bebé asimila los nuevos alimentos. Es bueno dejar un periodo prudencial de entre ocho y quince días para la incorporación de cada alimento pues esto nos ayudará a detectar posibles alergias de una manera rápida y eficaz. Nuestro pediatra nos dará las indicaciones correspondientes al respecto.

A medida que nuestro bebé crezca y vaya ganando autonomía podemos animarle a utilizar su cuchara ergonómica o biberones con asas que hará que tome confianza y perfeccione su motricidad fina.

Además, no debemos olvidar que una vez empiezan a tomar alimentos sólidos es fundamental una correcta higiene bucal. Ésta es importante desde que comienza la etapa de la dentición, pero a partir de este momento, ¡las medidas de higiene se deben extremar!

Y a partir de entonces comenzamos a “jugar en otra liga”, la liga de los mayores. Nuestros peques crecen muy rápido pero cada paso que dan es una gran aventura de la que aprender y disfrutar juntos.

¿Cómo estáis viviendo o vivisteis el paso a la alimentación complementaria?