Por Ser madre, ¡toda una aventura!
Ahora que mi niña ha cumplido los seis meses, hemos empezado ya con laintroducción de frutas, cereales, verduras y carnes como complemento a la lactancia materna.
He de reconocer que ni la retirada del pañal o el chupete, el inicio del cole o las famosas rabietas de los dos años me producirán tanto estrés e inquietud como la “inocente” introducción de la alimentación complementaria a la que debo enfrentarme. Y el motivo no es otro que la alergia a las proteínas de leche de vaca que padece mi hijo mayor y los malos recuerdos que conservo de aquella etapa que hacen que, instintivamente, lo traslade al momento actual que estoy viviendo con mi pequeña.
Si algo he aprendido en este tiempo es que cualquier alimento es susceptible de causar una alergia alimentaria pero si además ya existen en la familia antecedentes de alergia debemos ser especialmente cautos ya que el riesgo de que la situación se repita aumenta considerablemente.
La leche de vaca es, junto con el huevo y el pescado, el alimento que más alergias causa en la infancia y uno de los primeros al que los niños suelen reaccionar.
Los síntomas de ésta o cualquier alergia son muy variados y pueden ir desde manifestaciones cutáneas como ronchas, granitos o eccemas hasta síntomas respiratorios o digestivos como vómitos, hinchazón, dolor abdominal o pérdida de peso.
Los únicos síntomas que presentaba mi hijo siendo bebé eran vómitos y llanto desconsolado a todas horas. Vomitaba bastante y estaba muy decaído pero a pesar de ello, los pediatras que visitamos durante tres interminables semanas no dieron con su problema hasta que su deterioro físico fue realmente preocupante. Y es que en muchas ocasiones los síntomasque presenta un pequeñín alérgico que no ha sido diagnosticado tienden a confundirsecon situaciones “normales” por las que pasan la gran parte de los bebés, como reflujo por inmadurez del aparato digestivo, regurgitaciones, cólicos del lactante, piel atópica, gases…
Si coincidiendo con la introducción de nuevos alimentos percibís en vuestros peques algún cambio o reacción que os haga dudar debéis ponerlo de inmediato en conocimiento del médico. Mi consejo como madre de un niño alérgico es que no os guardéis las dudas ni deis por sentado que una determinada reacción debe ser “normal”. Vosotros mejor que nadie conocéis a vuestros hijos por lo que si pensáis que algo no va bien haced caso a vuestro instinto y sed insistentes con vuestras sospechas. Igualmente, aconsejo no forzar a un niño a comer un alimento al que muestra un rechazo sistemático y reiterativo ya que en la mayoría de los casos este hecho esconde detrás una alergia a ese alimento que el propio cuerpo rechaza para evitar una reacción.
El número de niños alérgicos aumenta año tras año por lo que es fundamental que los adultos nos tomemos muy en serio este tema y sigamos las indicaciones del pediatra cuando comencemos a ofrecer nuevos alimentos a nuestros hijos porque no todo vale. Hay alimentos que por su elevado grado de alergicidad no deben incorporarse en la dieta hasta una determinada edad y otros en cambio cuya introducción no debe demorarse.
La aparición de alergias alimentarias en los niños no siempre se puede prevenir pero al menos podemos intentarlo siguiendo unas sencillas recomendaciones:
- Ofrecer siempre que sea posible lactancia materna porque ayuda a prevenir las alergias alimentarias y protege el sistema inmunológico del bebé.
- Introducir los alimentos sin prisa y respetando los tiempos que nos marcan los pediatras. A veces, las prisas por querer introducir un alimento antes de tiempo son las responsables de la gran mayoría de alergias (a excepción del gluten, que parece demostrado que una introducción tardía en la dieta del bebé puede predisponer a padecer intolerancia al mismo).
- Introducir los alimentos de uno en uno y cada tres o cuatro días para que, en caso de alergia o intolerancia, sepamos identificar claramente el alimento responsable.
- Introducir el nuevo alimento en pequeñas cantidades e ir aumentando progresivamente cuando hayamos comprobado su correcta tolerancia.
- Cuando el bebé ya presenta una alergia a un alimento concreto, es importante tener precaución a la hora de introducir otros nuevos ya que hay proteínas que son comunes a varios alimentos y puede existir un riesgo de alergia cruzada. De este modo, si por ejemplo existiera una alergia a las proteínas de leche de vaca deberíamos prestar especial atención a la hora de introducir la carne de ternera, la soja o el huevo.
Nosotros además seguimos un consejo que siempre nos ha dado nuestra pediatra y que recomiendo a todos los papás que os encontréis en este proceso y es que mientras estemos de vacaciones fuera de nuestra ciudad no experimentemos con la comida. La introducción de cualquier nuevo alimento puede esperar unos días. Las vacaciones fuera de casa mejor vivirlas sin sobresaltos, ¿no os parece?