Glosario

Un verano a la alemana

Cuando yo me vine para Alemania llevaba exceso de equipaje. Con kilos y kilos de ropa de abrigo, mi madre me equipó como para irme a esquiar pá siempre. Y es verdad que aquí el invierno es terrible: nieve, nieve, nieve, oscuridad permanente, -26º, nieve, oscuridad permanente y ya. Pero es invierno… y todos los alemañoles, por mucho que nos repatee que nos contesten con un „Uy, aquí también hace mucho frío, no te creas“ cada vez que respondemos al interrogatorio teléfonico de rigor con un „estamos a -23º…“, acabamos poniendo el chip y asumiendo que, durante muchos meses, es lo que hay. Lo que los que no viven por el norte no saben, es que el verano (ejem…) es muchísimo peor. No hay ni chip que valga.

Después de un año por aquí, te descubres adicta a todos los canales meteorológicos del mundo mundial. Sabes en cuáles predicen más sol y en cuáles son capaces de anunciar nieve a mediados de mayo. Y también sabes que todos mienten.

El verano alemán es un deporte de riesgo

Es vivir en una incertidumbre constante.  Improvisarse o morir.

Porque un día sales de casa con sandalias, vestidito y tres kilos de autobronceador en esas piernas transparentosas y pelín avergonzantes que, en cambio, las alemanas lucen sin pudor (y sin dolor, que aquí lo de la depilación se estila poco); porque sí, porque es julio, porque el sol lleva dándote en la cara (y los pajarillos en los tímpanos) desde las 4 de la mañana y porque AccuWeather ha dicho que hoy será verano… pero por la tarde, una nube apocalíptica y 10º menos de sopetón, te regalan una pulmonía. O al revés.

Como bien habrán imaginado, con niños esto es una tortura. Vale que yo me ahorro los cambios estacionales de armario y que mi madre no puede llamarme desatre por combinar los trajes de nieve con las sudaderas en el perchero, pero pensar en esto como algo positivo es como agarrarse un clavo ardiendo…

Nunca sabes si atreverte con una fiesta de cumpleaños en condiciones, no vaya a ser que tengas que encerrar a 15 minifutbolistas en tu salón. Nunca sabes si vas a poder mantener tus promesas de chapoteos pisciniles, ni si comprar helado o huesos para un cocido. Salir de excursión supone cargar el coche con tres modelos de ropa y 3 pares de zapatos. Para cada uno.

Recapitulando después de 8 años por estos lares, empiezas a entender que quizás la sandilia + calcetín no es por horteras (¿no lo es?), sino por amortización de calzado veraniego a cualquier precio; y por qué los Alemanes huyen a MaLorca a tostarse en manada. Todo el día. Todos los días.

Yo, como buena española antes muerta que calcetines al aire pero… ¿A que adivináis adónde nos vamos de vacaciones este año?

Fátima Casaseca

Publicado el 03 Jul, 2012

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