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Protección y cuidados de la piel en verano

A estas alturas del verano seguro que muchos de vosotros estáis disfrutando de unas merecidas vacaciones donde el sol es el protagonista indiscutible. Y aunque a todos nos encante, ya sea en la playa, en la piscina, en el campo o en la montaña, no debemos olvidar que debemos protegernos de la radiación solar; especialmente cuando de niños se trata. Por ese motivo queremos recordaros algunos consejos básicos que os hemos ido dando desde El Club de las Madres Felices para proteger tanto vuestra piel como la de los más pequeños.

En primer lugar recordad que si vuestro bebé es menor de 6 meses no es conveniente aplicar protección solar. Debido a su delicada piel hay riesgo de irritaciones o incluso intoxicación. En estos casos debemos extremar la precaución. No exponerles al sol, cubrir su piel y evitar las horas centrales del día.

Para los más mayorcitos debemos elegir un factor de protección solar (FPS) igual o superior a 30. La protección solar debe ser siempre de amplio espectro, pues bloqueará tanto los rayos UVA como los UVB. Se recomienda renovarla cada dos horas como mínimo. Y si los niños se bañan, incluso cada menos tiempo.

Pero no olvidéis que no sólo es necesario utilizar protección solar cuando estamos de vacaciones. Para bajar al parque, si damos un paseo por el campo, o realizamos cualquier actividad al aire libre, es aconsejable proteger la piel. Y también utilizar sombrero o gorra y gafas de sol. Éstas han de ser con filtro para rayos UV. De este modo protegerán los ojos y la delicada piel que los rodea.

¿Está nublado? ¡No os confiéis! La radiación UV se atenúa pero la radiación difusa es suficientemente intensa como para poder dañar nuestra piel.

Y como ya sabéis, siempre debemos evitar que los niños jueguen, se bañen, paseen en las horas centrales del día, de 12 a 16, donde la intensidad de las radiaciones solares es más potente y con ello el riesgo de quemaduras es mayor.

Si aún tomando estas precauciones, se produce una quemadura solar debemos bañar al niño en agua fresca, hidratar la zona afectada en profundidad mediante cremas específicas, darle abundantes líquidos para beber y, si el dolor es importante se pueden utilizar analgésicos. Además, debemos acudir al pediatra en caso de aparición de ampollas, fiebre alta, mal estado general o en caso de que la quemadura esté muy extendida.

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Publicado el 05 Ago, 2013