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Pediatras y salud infantil

Por Diario de una mamá pediatra

Como algunos de vosotros sabéis, aparte de ser una madre feliz, soy pediatra. Es una profesión que me apasiona. Para ser pediatra en nuestro país, primero hay que estudiar Medicina y después especializarse durante cuatro años.

Dedicarse a ser médico de niños tiene unas cuantas connotaciones si lo comparamos con la medicina del adulto. Intentaré daros algunas pinceladas de las cosas que a mí me parecen más características.

Pediatras y salud infantil

En primer lugar, nuestros interlocutores no son los propios pacientes sino sus padres o adultos responsables. En segundo lugar, el niño es un ser en constante desarrollo y puede que lo que sea válido para un recién nacido no lo sea sólo unos meses después. En tercer lugar, la medicina preventiva adquiere un papel relevante, ya que por suerte hay poca prevalencia de patología crónica en el niño. En cuarto lugar, trabajamos con pacientes que tienen una incalculable vitalidad y una envidiable capacidad de recuperación ante la adversidad. Por ello también cuando las cosas van mal dadas, el sufrimiento es mayor -también para los profesionales-. En último lugar destacaría el acompañamiento a las familias y, en general, a la comunidad educativa durante unos cuantos años de la vida, generando lazos que a veces duran para siempre.

La relación médico-paciente se ha modificado con el paso del tiempo. Se está pasando de una medicina paternalista a una medicina mucho más colaborativa, donde el paciente tiene cosas que decir. Creo sinceramente que los pediatras somos pioneros en cambiar la actitud ante nuestros pacientes y sus familias, pues hemos sabido entender que nadie mejor que los padres para conocer y saber sobre sus hijos, para entender la importancia del medio en la crianza y en el bienestar y en la enfermedad.

Cuestionando pediatras

Leyendo en blogs y foros, y atendiendo a algunos comentarios que de tanto en tanto caen por las consultas, me doy cuenta de que algunos sectores cuestionan el papel de los pediatras en el control del desarrollo evolutivo de los niños y de aspectos cotidianos como la nutrición o la prevención de enfermedades. Supongo que es una mala fama merecida a lo largo de los tiempos, herencia de una medicina como comentaba anteriormente paternalista, que anulaba la capacidad de las madres y de las familias para criar. También en la actualidad, algunos pediatras necesitan reciclarse y aprender a mirar con otros ojos. Es cierto.

No obstante, la tradición de confiar en los pediatras afortunadamente se mantiene, a pesar de algunas reticencias y a pesar de las amenazas de acabar fagocitados por la medicina del adulto.

Que no os quepa duda que los pediatras tenemos que seguir siendo corresponsables de la salud y el bienestar de nuestros niños. Podemos estar orgullosos de la salud infantil en nuestro medio, con unas cifras de mortalidad y de prevalencia de enfermedades mucho menor que en otros países supuestamente más desarrollados y económicamente superiores.

Algo estaremos haciendo bien, o por lo menos así lo intentamos, todos los que día a día nos dedicamos a ser médicos de niños.

Publicado el 11 May, 2011

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