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Infecciones de orina en niños

No está de más reunir un poco de información en todo lo relacionado con la salud de nuestros hijos. Por eso hoy queremos hablar de las infecciones de orina en los más pequeños. Se trata de la segunda infección más común para ellos; estimándose que un 2% de niños y un 5% de niñas la llegan a sufrir durante la infancia.

Las infecciones de orina pueden ser de tres tipos, en función del lugar en el que las bacterias hayan aparecido. Si se encuentran en la vejiga, estaríamos hablando de una cistitis, que se trata del tipo más común de infección. Si están en la uretra, se denomina uretritis; y si la infección alcanza los riñones, pielonefrisis.

Síntomas de las infecciones de orina

Para identificar esta clase de infecciones es importante conocer cuáles son los indicios que deberían hacernos sospechar. En el caso de ser una cistitis, los más característicos son:

  • Fiebre y malestar general
  • Sangre en la orina.
  • Necesidad frecuente y urgente de orinar, que puede derivar en problemas de incontinencia.
  • Dolor en la zona de la vejiga o en la parte lumbar.
  • Dolor o ardor al orinar, acompañado de un fuerte olor.

Otros síntomas de infección urinaria que pueden darse son:

  • Escalofríos
  • Náuseas
  • Dolor en la zona abdominal (en el caso de la pielonofritis)
  • Vómitos

¿Cómo tratarlas?

Cuando el médico confirme que lo que tiene el pequeño es una infección de orina, lo más normal es que se le receten antibióticos, siempre que sea mayor de seis meses. Es importante que durante el tiempo que dure el tratamiento, los niños se hidraten abundantemente.

En caso de que sea menor, la infección persista o presente complicaciones, puede llegar a ser necesaria la hospitalización. De esta manera, se les aplicaría un tratamiento con antibióticos, pero de manera intravenosa y en un entorno más controlado.

¿Cómo se puede prevenir?

La mayoría de las infecciones de orina se producen por la traslación de las bacterias que se encuentran en la zona perianal hasta la zona genital, por donde acceden a uretra, vejiga y, en el peor de los casos, riñones.

Para minimizar las posibilidades de que esto ocurra, se pueden tomar una serie de precauciones. Algunos ejemplos son favorecer la hidratación frecuente, evitar los baños con espuma y utilizar ropa que sea demasiado ceñida. También es esencial mantener una buena higiene y evitar la humedad en las zonas íntimas.

Publicado el 02 Ago, 2017

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