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Niños y niñas, ¿diferencias en su crianza?

Por mamá sin complejos

Niños y niñas, juntos pero no revueltos, porque no nos equivoquemos no se crían igual. Bien es verdad que depende mucho del carácter de cada criatura, pero hay diferencias significativas desde el primer pañal que les cambias.

Yo me metí en esto de la crianza con una mano delante y otra detrás, es decir, sin saber un pimiento. Cuando eres madre novata sólo piensas en que crezca sano, eche sus gases y que por la noche no te despierte muchas veces. Para que nos vamos a engañar…. Las neuronas quemadas fruto de la falta de horas de sueño no dejan hueco a pensamientos más transcendentales en esos primeros momentos.

Aunque luego echando la vista atrás bien cierto es lo que dije al principio, diferentes son hasta a la hora de cambiarles el pañal.

Diferencias en los inicios:

  • A los de “la colilla” les quitas el pañal y les limpias de cualquier manera. Pin pan y ahí van ellos tan lustrosos. A ellas no, ¡¡por Diorrrrr!! Extremo cuidado en la higiene femenina desde el minuto 1 de su llegada al mundo.
  • Con las niñas tienes que decidir si hacerlas sufrir desde sus inicios. Pendientes, ¿sí o no? Con ellos las madres no tenemos estas controversias.
  • Si el ombligo no les cicatriza bien ya tenemos ahí a la abuela de turno o a la tía sabelotodo o (peor aún) a la cuñada estirada avisando de lo fea que lucirá la niña la cicatriz…. ‘pobrecita ni bikini se podrá poner’. Ya puede cicatrizarles a ellos el ombligo en zig-zag que ni nos daremos cuenta. Y si algún miembro (adorable) de la familia lo menciona, ya saldrá el padre de la criatura a defender la virilidad de la cicatriz, ahí en plan tribal total.
  • Cuando cambias el pañal a un niño, más te vale forrar de plástico las paredes (intuyo que alguno de los guionistas de Dexter podría ser padre de niños) sino quieres tener salpicaduras de lo más variopintas. Ellas son más discretas en esos escapes traicioneros.
  • Si tienes un niño corres menos riesgos de regalos estilo repollo, aunque haberlos haylos. Hasta la abuela más candorosa se deja convencer con la explicación ‘el nene es un machote’. Pero ellas lo llevan crudo. Volantes, lazos, puntillas y demás decoración de antes de la guerra corre el riesgo de acabar en esos cajones olvidados de tu casa.

Diferencias más allá de la lengua de trapo:

  • ¿Tienes una niña? Ve olvidándote de elegirle el modelito del día. Lo único que podrás hacer será poner en su armario ropita chuli para que la criatura se conjunte adecuadamente. Y no pierdas el tiempo, no luches con ella, sabes que somos tan tercas como las mulas. ¿Tienes un niño? Tranquila, podrá salir a la calle con una zapatilla de cada color y encima te dirá que mola un montón.
  • Si tienes la desgracia de que un balón se cruce en el camino de tu machote, ¡estás perdida! Las probabilidades de que se le pegue al pie son superiores al 97%. Éstas disminuyen considerablemente en el lado femenino, más si el balón no es rosa.
  • Dibujos animados….. qué dilema. Aunque Bob Esponja domina el mundo y hasta une a ambos sexos, tendréis serios problemas si en casa convive ‘la parejita’. Las Monster High no suelen agradar en exceso a los miembros masculinos de la familia. Y llegados a una edad Dora La Exploradora tampoco. Debemos reivindicar más dibujos unisex por la paz familiar.

Pero quitando estas nimiedades que te habrán hecho seguro sonreír, la crianza de niños y niñas será igual en muchos aspectos. En cariño, en respeto, en atención, en inculcar valores, en mostrarles el mundo. Pero no debemos nunca olvidar que no son iguales y que su género determinará su caminar por la vida. Y sus primeros pasos los darán a nuestro lado. Educamos en la igualdad de derechos y oportunidades, pero respetando sus diferencias, tan maravillosas y fundamentales.

Publicado el 05 Nov, 2013

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