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Meningitis, ¿qué debo saber?

meningitis

Entre la cantidad de vacunas que se recomienda poner a los bebés están las de la meningitis. La verdad es que es una palabra que se hace muy grande en los oídos de los padres. Suena a enfermedad muy seria a la que hay que estar muy atento. Pero como padres, ¿qué debemos saber de la meningitis? ¿Cuántos tipos hay?, ¿son todos iguales? Os damos respuestas a estas cuestiones.

Las meningitis se dividen en víricas y bacterianas y, aunque todas son muy contagiosas, los tratamientos son bien diferentes.

Meningitis vírica

Como su nombre indica, este tipo está causado por un virus. También se la conoce como meningitis aséptica porque no da muestras en los estudios de microorganismos. Puede estar causada por diferentes tipos de virus, incluido el del virus herpes. A este último hay que prestarle atención porque podría causar complicaciones.

Presenta los mismos síntomas que cualquier otra afección causada por un virus: malestar, fiebre y dolores musculares y de cabeza. Más tarde aparece la rigidez de nuca tan característica de las meningitis.

Las meningitis víricas no se tratan con antibiótico, aunque es posible que se prescriban hasta que haya un diagnóstico definitivo si el enfermo está muy afectado. Suelen remitir solas, aunque sí son contagiosas.

Las meningitis se dividen en víricas y bacterianas y, aunque todas son muy contagiosas, los tratamientos son bien diferentes.

Meningitis bacteriana

Este es el peor tipo de enfermedad. Se produce por una bacteria que muchas veces vive en la garganta de los niños o bebés sin dar ningún tipo de problema. Si el sistema inmune no consigue controlar esa bacteria y acaba llegando a las meninges se desarrolla la enfermedad. Los síntomas son los mismos que en la vírica.

Está causada por tres tipos de bacterias: neumococo, meningococo y haemophilus. Es muy contagiosa y, en este caso, quienes han tenido contacto estrecho con el enfermo tienen que tomar tratamiento también. Su tratamiento incluye la aplicación de antibióticos intravenosos. 

La punción lumbar es la prueba diagnóstica de referencia para aseverar si el cuadro clínico es una meningitis

El diagnóstico

Además de los síntomas clínicos referidos (dolor de cabeza, rigidez de nuca, fiebre, malestar, etc.), para el diagnóstico se emplea una punción lumbar. La prueba consiste en la extracción de líquido cefalorraquídeo con una aguja gruesa. Con el análisis del mismo se sabrá si se trata de un virus o de una bacteria. Se trata de una prueba sencilla, aunque suele impresionar bastante.

La única forma de prevenir las meningitis es la vacunación. Así lo ha dicho en varias ocasiones el Comité Asesor para las Vacunas de la Asociación Española de Pediatría.

Esperamos haber dado respuesta a vuestras dudas con respecto a la meningitis. ¿Conocías los diferentes tipos?

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Publicado el 11 Ene, 2018