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Ya no hay madres como las de antes o eso dicen

madre con superpoder

Por Mamis y Bebés

Asumámoslo: ya no hay madres como las de antes, o si las hay no sé dónde diablos andan.

Recuerdo con fascinación ir de pequeña a casa de una amiga y que, tal cual abría la puerta, su madre me pusiese unas calzas en los zapatos para no ensuciar el suelo (y también para, ya que estábamos, lo abrillantara al andar). Por supuesto no había una gota de polvo por ningún lado, incluidos los cuadros y los interruptores de la luz brillaban de puro limpios. A mí me flipaba porque mi casa no era así. Mi madre siempre la ha tenido limpia y todo lo recogida que le dejábamos pero sin histerismos.

Yo no creo que ninguna de las casas de mis amigas mamás soportasen la prueba del algodón. En mi caso no lo creo, lo puedo afirmar con rotundidad. Y eso que una vez a la semana vienen a evitar que se nos coma la porquería y a contener la pelusa que rueda por el pasillo sin que nadie lo remedie.

La verdad es que yo esperaba que cuando diera a luz me convirtiera en madre, pero no en esto que soy: un desastre igual que antes de tener a mis propias cachorras. Y no. ¡Vaya timo!

A mí me hubiese encantado, y lo digo en serio. A veces me siento un poco madre de pacotilla, un tanto impostora. Mi madre tiene unos superpoderes que para mí los quisiera. Ella sí que pertenece a una generación unas súper-madres y no lo que somos nosotras.

A mi madre le sale la ropa de la lavadora limpia. No limpia como me sale a mí o a mi marido, que básicamente no huele. Limpia es sin manchas. Lo blanco, de color blanco y no gris sucio. Tú le das una prenda con un manchurrón agarrado de esos que no salen de ninguna manera y ella lo quita. ¿Cómo? Da igual, aunque te diga el truco a ti no te sale. Porque es un súper-poder.

Mi madre no duerme. Tú te tiras una noche con un bebé llorón dándote una noche toledana y al día siguiente te quieres morir. Y se lo dejas a ella para poder sobrevivir y dormir algo. Al día siguiente la noche toledana se la ha dado a ella pero está tan fresca. O por lo menos activa. Y ni siquiera de mal humor.

Además, tiene el sùper-poder de dormir a los bebés. Ella sostiene que los mata de aburrimiento, pero es dejarle a uno, de esos que no duermen de ninguna manera y a los ¡¡¡CINCO!!! minutos ha caído. Tú estás por adoptarla para que se venga a tu casa y te libre de la tortura china de dormir a tu churumbel.

Da igual lo que quieras hacer. Tu madre siempre lo hace mejor que tú. Conoce trucos pasados de madre a hija y que estás segura de que van a morir con ella porque tú como transmisora de la sabiduría oral eres penosa. O eso o que te mande un email…

Mi madre compra fenomenal. Va a la carnicería y la saludan por su nombre. A mí me saludan los de la sección de congelados del supermercado de turno. Se sabe los nombres de las piezas de la ternera (a mí me sacas del solomillo y me has matado), si un pescado es blanco o azul y consigue no salir llena de chorradas carísimas del supermercado. Yo compro entre mal y fatal.

De cocinar ni hablamos. Mi madre sostiene que ella no sabe cocinar y yo le daría una colleja cada vez que suelta tamaña perla por la boca. Que lo dice sin despeinarse ni nada. En su casa se come bien de llorar. Menos mal que en la mía hubo robots de cocina que hacían la comida para mis hijas las veces que comíamos en casa porque si no… Estuve hace poco en la presentación del Sistema de alimentación Link de Suavinex y porque estamos más cerca en casa de la adolescencia que de los purés que si no… ¡Casi llamo mamá a uno de ellos! Es lo bueno de estas cosas, que cuando son bebés puedes hasta disimular lo terriblemente mal que perpetras la comida cocinas. Pero vamos, es cuestión de tiempo que se den cuenta de tu inutilidad… sólo hay que llevarlo con un poco de dignidad.

Una madre de las de antes detecta si estás enferma de verdad o sólo te lo haces. Y eso a pesar de no estar enferma ella nunca (o de parecerlo, que no es lo mismo). Las de antes te miran y ya sabes si estás bien, mal, regular o algo te preocupa.

Y si dijeras, ya pero es que tu madre sólo se dedica a eso. ¡JA! Ha dado clases, cose a todas horas, tiene vida social y atiende a un montón de gente. Lo que yo digo, tiene el sùper-poder de la ubicuidad o algo así porque sino, no me explico como se las apaña para hacer tantas cosas y tan bien.

Cuando tienes quince años tú crees que tu madre no te entiende. Con casi cuarenta lo que no entiendes es como lo hace.

Dedicado a todas esas madres de antes que nos hacen la vida más fácil a las de ahora y que nunca son suficientemente valoradas públicamente.

Publicado el 21 Ene, 2015

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