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CONSEJOS

Consejos para la toma

Es normal que, al principio de la lactancia, a la mamá le asalten muchas dudas y temores a la hora de dar el pecho a su pequeño, sobre todo si es primeriza. He aquí la respuesta a los "problemas" más comunes a los que deben enfrentarse las mamás desde los primeros días de lactancia:

¿Cómo actuar si la leche es poco abundante y clara?

La cantidad y la calidad de la leche dependen del ritmo de succión del bebé. Por esta razón, es importante incrementar la frecuencia y la duración de las tetadas, permitiendo que el bebé coja el pecho a voluntad, hasta que se muestre satisfecho.

¿Cuál debe ser la frecuencia de las tomas?

Cuando el bebé es muy pequeñito, es aconsejable que la alimentación sea a libre demanda, es decir, que el pequeño mame cada vez que tenga hambre. La mayoría de los recién nacidos necesitan alimentarse cada dos o tres horas, es decir, entre 8-12 veces al día.

¿Cómo saber si el niño tiene hambre?

Es fácil reconocer si el bebé está hambriento, pues empieza a llorar y a hacer movimientos de succión, buscando el pecho materno. Siempre se deben tener en cuenta estas señales, y no el reloj, para decidir cuándo alimentarlo.

¿Cómo reconocer si el bebé está lleno?

Normalmente, cuando el bebé está saciado, deja de mamar por iniciativa propia y se muestra satisfecho. Sin embargo, también puede suceder que quiera descansar un poco, para continuar luego con la toma. No existen reglas fijas; observando al bebé, la mamá aprenderá a distinguir si su hijo está lleno o quiere ser alimentado de nuevo.

¿Cómo saber si se alimenta lo suficiente?

Existen algunos signos que permiten conocer si el niño está bien alimentado: por ejemplo, el pequeño debe mojar entre cinco y ocho pañales cada día, tiene que aumentar de peso en torno a 100-200 gramos por semana (excepto en las dos primeras semanas, que se produce la pérdida ponderal) y, en general, debe mostrarse sano, alegre y activo.

¿Qué alimentos deben evitarse durante la lactancia?

La mujer lactante puede comer todo lo que quiera. No obstante, conviene saber que existen algunos alimentos que pueden alterar el gusto de la leche y provocar el rechazo de la misma por parte del pequeño. Esto ocurre, por ejemplo, con las cebollas, los ajos, la col, la coliflor, el brécol, los espárragos, las alcachofas y algunas especias. Por supuesto, durante la lactancia, se debe moderar el consumo de cafeína (café y refrescos) y evitar el alcohol y el tabaco.

¿Qué hacer si se tiene demasiada leche?

Si, después de dar el pecho al niño, la madre sigue teniendo leche, es conveniente extraerla, bien de forma manual o con un sacaleches, para evitar una posible obstrucción de la glándula mamaria, así como determinadas infecciones. Además, vaciar las mamas regularmente ayudará a mantener una elevada producción de leche y asegurar, de este modo, el alimento ideal para el desarrollo del niño.

¿Cómo conservar la leche materna?

Si la leche que se ha extraído va a utilizarse en el transcurso de unos tres o cuatro días, es suficiente con llenar el biberón y guardarlo en el frigorífico. No obstante, si se quiere conservar la leche durante más tiempo, se debe introducir en bolsas esterilizadas y guardarla en el congelador, donde podrá permanecer durante un período máximo de tres meses.